Estos bucles hacen que me sienta como el perro que persigue su cola, dando vueltas en mi propio eje mental, hasta que de plano caigo en la cuenta de lo inútil de la persecución, y luego otra vez, a empezar de nuevo. Éstos bucles terminan antes de irme a dormir, después de haber pasado varios ciclos durante el día, hasta que me llega la inspiración y pienso “que güey, si puedo hacer…” y desenredo el bucle.
Pues bien, así andaba en fechas recientes, practicando la meditación casi-zen mientras me aplicaba un bronceado de monitor (consistente en poner un fondo de escritorio con sol, playa y palmeras, viendo fijamente la pantalla). Mi meditación consistía en un inventario de pistas para determinar porqué todo se estaba yendo directito a la chingada, tratando de expiarme algunas culpas, practicando la amnesia y notando que mi capacidad de empatizar estaba en sus mínimos históricos. La conclusión fue clara: ya nomás falta que me orine un perro.
Así fue como llegó una mosca a chocarme. ¡Chingao! ¿Por qué es tan difícil matar a una mosca? Los mosquitos al menos te pican, te hacen roncha, te da comezón, te rascas, te desangras… pero luego regresan a la escena del crimen, a echarse un sorbo más de sangrita y ¡madres! lo aplastas sin piedad. En cambio una mosca es chocante por naturaleza, nomás llega y te zumba al oído, te chinga, deja su caca y regresa por sus huevos.
La mosca estroboscópica llegó a aventarme sus múltiples miradas, y sin más, se paró en mi playa artificial de 19”. mmmta
-¿No te gustaría incluir como columna en La Mosca en la Red lo de "Me choca"? HGM
¡Uta! Casi me caigo de la silla, me tallé mis ojazos, revisé la foto y el remitente. Si cabrón, me acaban de invitar a la mosca. La misma que me educó, que me dio cultura-contracultura y que yo vi morir en su edición gigante. Que hace poco revivió, con un reencuentro de sus viejos colaboradores viejos, más otros nuevos no tan nuevos.
El “me choca”, que alguna vez fue mi blog autobiográfico y que ahora yacía en lo profundo de mi burocracia. Respondí inmediatamente, con la lelez que caracteriza lo inmediato: “woooow! por supuesto Hugo, casi me caigo al leer tu mensaje. Los siguientes mensajes fueron para formalizarlo todo.
Este blog se cambia de casa, en búsqueda de nuevos rumbos, con varios Virgilios que me guiarán en el viaje. Hoy la chocantería está renovada. Nos vemos en www.lamosca.com.mx
Ricardo Rivera